
Diamantes en bruto
La película es «‘Un puñetazo en la cara a la comunidad judía y al mundo de las apuestas, una película tan incómoda como fascinante a la hora de mostrar ese submundo hostil repleto de podredumbre moral a ritmo de una narración histérica y rabiosa, a modo de pesadilla siempre imprevisible en la que no hay lugar para el descanso, punteada por la banda sonora alucinógena y ochentera de Daniel Lopatin»

Tu mejor apuesta, te matará
La distancia entre ganar y perder es una apuesta terrible pero que no se ha hecho y que a pesar de ganar, sólo te reporta acabar en el maletero de un coche justo el día de la función de tu hija.
La ironía final es digna de estar en nuestra mesa. Un tipo suelto, un tipo perdedor de verdad. Bienvenido.
No hay diferencia entre ganadores y perdedores más que en el resultado. En la mayoría de ocasiones, la distancia entre el primero y el segundo es anecdótica.
En la vida real, las actitudes perdedoras suelen ser llevadas a cabo por verdaderos atletas que, como el protagonista de la película, se van complicando la vida, cada vez más y cada vez con menos sentido, pensando siempre que algo al azar, desconocido, inexistente, improbable o imposible, acabará apareciendo para resolverlo todo.
Y aunque en el desastre, un buen loser es en cierto modo talentoso, pero siempre hay algo de mala suerte eterna que los/nos persigue.
Diamantes en bruto podría ser bien bien una oda a esta, nuestra looser’s table…
Como dicen en algún períodico «Los hermanos Safdie firman una frenética oda al patetismo a través de un `loser` de naturaleza tragicómica»