Ayer casi completé esta miniserie, de golpe, después de un duro día de trabajo en el que suerte tuve de poder hablar con mi amiga casi psicóloga.

La serie explica la historia del «nacimiento» de Spotify desde el punto de vista de cada uno de los prinicipales intervinientes en la misma.

Y me sentí reflejado en la serie, en uno de los personajes o más bien en la situación que el vive, que a él le sucede. Y eso me hizo llorar. Hacía tiempo que no lo hacía.

Capítulo 5. El Socio. Hacia el final.

Totalmente identificado.

Para nada tengo el perfil del socio. Ya me gustaría! Pero si comparto todo lo que a él le sucedió.

Eso me está sucediendo a mi.

Pero no logro al final salir a bailar.

Cuando dejo el coche por la mañana en el parking del trabajo, justo antes de entrar a trabajar, debo subir unas escaleras, la verdad, no muy anchas.

Alguien salía del ascensor, con su bici plegable, no me vio, se le medio desmontó y sin querer bloqueó la subida. Estuvo un rato tratando de montar la bici. Yo esperaba. Seguía sin verme.

Al final me vio y me dio sus buenos días con un «Ay, disculpa, no te había visto».

Le respondí con una falsa medio sonrisa y lo primero que se me ocurrió «No importa».

Esa es mi vida.

No importa.

Wednesday

Your life is so familiar that it feels like most of mine
The heart that’s kept so close to me gets closer all the time
The habit of your laugh and the way it feels so near
Has shown me that I know your voice in every sound I hear

Rooms would look much better if they had you standin’ in them
Jealous of the rooms whose floors can feel your weight upon them
If I could find the words to say what your leaving puts me through
How can you live if you can’t love? How can you if you do?

Called you on the road again to get back on my feet
The pain was kinda wonderful cause it was so complete
I tell you you can’t need me more than I tend to need you
How can you live if you can’t love how can you if you do?
If I could find the words to say what your leaving put me through
How can you live if you can’t love? How can you if you do?

¿Os habéis encontrado nunca? ¿Habéis tenido esa sensación?

¿Sí? ¿Y como habéis reaccionado? Yo lo he vivido recientemente.

Obviamente sólo hay dos formas de “estar” al otro lado de la valla: la buena y la mala.

La “mala” es la forma en la que viven la mayoría de los que pasan al otro lado de la valla: la situación se te lleva por delante, guiada por la tristeza, la melancolía o, mucho peor, la comprensible rabia. ¿Por qué es mala? Porque es de idiota… La situación se te lleva por delante. A pesar de la experiencia, de haber estado al otro lado, no eres capaz de hacer algo mejor, algo distinto; quizás cuando estuviste en el otro lado no pensaste jamás que la situación se podía girar, y no observaste con detenimiento lo que otras personas estaban viviendo, personas que, a lo mejor, estaban pasando al otro lado por primera vez… ¿Les preguntaste?

La “buena” ya os la he anticipado: se trata de controlar, agarrándote donde puedas, que la situación no acabe con lo poco que queda de ti. La experiencia se basa en adquirir todo lo que has vivido, no simplemente vivirlo. Adquirirlo implica observar, mirar, escuchar, ver,…. Y nunca es tarde para hacerlo: justo cuando pasas al otro lado, es un buen momento. En realidad es el mejor momento: tira de los recuerdos, haz memoria, revive el pasado y piensa y analiza,…, descubrirás las claves para saber estar al otro lado, tendrás las herramientas que te faltan para que la melancolía languidezca, la tristeza se diluya y la rabia se recicle en fuerzas… Justo las que necesitas para mirar el futuro a la cara y decirle: “Aquí estoy, conmigo no podréis”.

Sino habéis estado al otro lado, aun, de la valla… Prepararos… Porque vais a estar: no importa vuestra juventud, lo lejos que hayáis llegado, lo inteligentes que seáis, ni vuestra pericia, ni tan siquiera el dinero que podáis acaparar: llegará un día que la valla se abrirá o la barrera subirá, alguien os empujará con fuerza hacia el otro lado, caeréis y veréis como baja de nuevo la barrera o se cierra la valla.

Y ya! Estaréis al otro lado… Sin tan siquiera haberlo podido imaginar…

¿Por qué volvemos si acabamos de cerrar?

A veces ocurren cosas que te hacen cambiar…

A veces no ocurren cosas que te hacen entristecer por que la vida no va a cambiar.

A veces las cosas cambian sin que nada ocurra, o no ocurra, simplemente… cambian….

Febrero fue un mes muy extraño, complicado, caótico…

Por resumir: Mi mente hizo «click» cuando mi alma se vació. Y eso me hizo pensar que lo mejor era cerrar aquello que persistentemente era un vehículo para seguir vaciando mi esencia.

Pero luego un nuevo “Input” se añadió a “todo”. Y eso me hizo pensar que, ya que mi ser no podía vaciarse más, mejor volver a arrancar el vehículo que permitía expresar todo aquello que siento. Es lo único ya que me mantiene con fuerzas…

Y fui capaz ante todo de «seguir siendo» … Y aunque dolido, muy dolido, por todo, pensé que al final uno tiene que reconocer que nosotros mismos somos los culpables de lo que nos ocurre…

Cuando te hagan daño, porque ya no puedan, quieran o sepan quererte, cuando no te tengan en cuenta, cuando se giren al verte para no saludarte, cuando sea… cuando peor estés, cuando creas que todo el mundo se está riendo de ti o, peor, compadeciéndose de ti…. Cuando algo de esto te suceda… Sal, muéstrate, y…. Pide perdón… Sí… Sólo así serás capaz de afrontar lo inafrontable. Cuando pides perdón, incluso por cosas que no debas o no sea necesario hacerlo, un atómico torrente de karma inundará tu alma… Y te dará las fuerzas para… Seguir…

Quería decirte esto de palabra pero no se si tendré fuerzas o ánimos para hacerlo… Pero quisiera hacerlo antes que te vayas…

Reitero lo que te dije el día que me confirmastes la noticia pero…

Solo te escribo estas palabras para pedirte disculpas.

Disculpas por no haber estado a la altura, tan en lo profesional como en lo personal, de las circunstancias, de no haber hecho suficiente “challenge”, de no haber compartido más contigo inquietudes y preocupaciones profesionales, también personales, e ideas de futuro.

Y no pienso que el mundo gire a mi alrededor… no es esto…

Es solo que quizás así hubiera servido para que te cuestionaras el cambio…

Quizás así hubiera contado ni que solo fuera lo mínimo en la decisión final…

O hubiera sido útil para labrar la confianza necesaria para compartir el devenir de las cosas…

Al final, los resultados no son nunca fruto de la casualidad o de la suerte, aunque intervenga…

Lo lamento. De verdad.”

Sólo.

Escuchando Say The word de Amaranthe.

Nadie.

Justo cuando llega un mensaje por Telegram.

Vacío.

Rodeado de aire inerte que el lunes se contaminará…

Triste.

Suspirando. Justo por que suena Patience de Guns N’Roses y ahora no puedo aguantar esos silbidos

Y Escribiendo. A veces creo que no me entiendo ni a mi mismo.

Lágrimas. Aunque de nuevo Telegram se torna pañuelo… y acaba por llevárselas…

Ya nadie, ya viernes, ya tarde, ya creo que nunca más …

¿Que hago aquí? ¿Que hago ahora? ¿Y mañana?

Sólo se que ahora, aquí…

Ya nadie

Ya nada

Me hace feliz

-Què Penses?
-Que no et deixes anar…
-Tu es pot saber què et penses?
 No pots entrar dins del meu mon,
 Senyalant-ne un altre lloc
 No he demanat coneixe`t,
 Ni t’he sommiat un sol segon,
 No em faràs seguir-te el joc

– Què hi fas aquí?
– Espera’t
– D’on has sortit?
– Tu creus que pots…
– Tu creus que pots aparèixer i com si res?
– Com qui no ho sap marxar demà…
– Fugir de cop sense fer estralls
– Sense fer estralls, Empendre el vol,

– Ets la idea, que de sobte,
  Va ballant pel subconscient,
  Ets la ida, que m’esfondre,
  per un nou començament

– Jo, que tants de cops vaig creure,
  que ja era tard per intentar
  Dibuixar un futur de nou,
  De ser d’un cop valenta,
  per atrevir-me a ser qui sóc,
  però un bon dia arrives tu,
– Tant inocent, campant feliç,
  com quí no vol fotent merder,
  Inundant-te de racó,
  Esmicolant aquesta por,
  Giravoltant, canviant-me el nord,
  Passant de tot…

– Ets la idea, que de sobte,
  Va ballant pel subconscient,
  Ets la idea, que m’esfondre,
  per un nou començament

– I ara diga’m tu,
– Ara diga’m tu si vius,
– Si vius a dintre seu,
– Diga’m si mes no….

– Ets la idea, que de sobte,
  Va ballant pel subconscient,
  Ets la ida, que m’esfondre,
  per un nou començament…

– Ets la idea, Ets la idea…

Visité el día de mi cumpleaños un santo lugar que admiro, rodeado de una extraña fuerza, energía y un mágico magnetismo que te atrapa. Lo vengo haciendo desde hace tiempo… Es el momento de conversar conmigo mismo, mientras unas velas encendidas con sagrado fuego simbolizan la fuerza de mis deseos.

Y aun con la resaca de la pequeña celebración, casi sin poder pensar mucho en todo lo que significa esta gran etapa de mi vida pasada, me encontré arropando a una ex compañera de trabajo en su momento de dolor, tras la muerte de su padre.

Había estado en ese tanatorio, en una ubicación envidiable, con espectaculares vistas a la ciudad.

Hasta el momento de estar en el funeral, no recordé que ella, su familia, y sus más allegados amigos, eran muy religiosos. De hecho, sin tan siquiera imaginármelo, me encontré en una ceremonia eclesiástica. No fue un acto ostentoso, sino más bien sencillo, pero en el que sentí y entendí lo que es la fuerza de creer.

Al inicio, esa misa abruptamente me evocó a mi infancia, justo con no más de 10-12 años, sentimientos mezcla de realidad y de recuerdo. Quise revivirlos a la vez que apartarlos para concentrarme en lo que estaba percibiendo. Quizás no tendría otra oportunidad…

Creo que llevaba muchísimos años sin asistir a misa. Quizás era algo distinta a las que yo recordaba… supongo por que era el acompañamiento y la despedida del difunto padre.

Estaba detrás. A unas cinco o seis filas de la familia más directa. En la posición que suelen ocupar los conocidos y amigos no tan estrechamente vinculados con el difunto.

Y sentí la fuerza del creer. De sus miradas, de sus gestos, de sus lágrimas, de los abrazos intensos, e incluso de las palabras de hija, nietos y el propio sacerdote, de todo ello entendí que ellos tienen una ventaja respecto a la mayoría de nosotros. Su fe y su verdadera creencia les hace más fuertes, casi indoblegables, un bloque unido, pétreo, en el que, por supuesto que sí, un puntal se había ido, pero dejando un imborrable e impagable legado con el que cubrir la ausencia física.

Ellos creen. No importa si aquello en lo que creen es o no de nuestra afinidad. Es absolutamente irrelevante si compartimos o no sus creencias. Comparten ciegamente algo que les une y gozán de la fuerza del creer. Esa fuerza era tan grande, tan visible, que incluso trascendía a los que estábamos allí.

Que sana envidia. No todos tenemos esa fuerza, algunos ni tan siquiera son capaces de entenderla.

Pero ese día aprendí lo importante que es encontrar la fuerza de creer.

Y me temo que eso sólo hay una forma de conseguirlo… Cree (*) y compártelo con aquellos que quieran estar contigo. Si lo consigues, ellos también creerán. Es la fuerza de creer.

(*) No puedo decir en qué debemos o no creer. Cada uno lo descubrirá por si mismo. Pero cuando lo encontréis: creedlo con toda vuestra alma.

¿Lo has probado? Dedícate un momento a este sencillo ejercicio: reserva un espacio tranquilo, si quieres ahora, cuando estés en casa descansando, o justo antes de ir a dormir, o de la siesta, o después, …, cuando tú quieras… Si necesitas, ponte una música que te guste… Y cierra los ojos, y piensa en la siguiente situación: imagina que mañana puedes vivir como quieras, con quien quieras, hacer lo que te de la gana, todos tus deseos, tus ilusiones, se pueden cumplir. ¿Cómo se transformaría tu vida?

El ejercicio no tiene que durar mucho, ni poco. Lo que necesites… Pero a lo sumo basta con 10, 15 minutos máximo. Claro que hay personas que puestas a imaginar son precisas y detallistas. Para estas, les podemos dejar 1 hora o más!

En fin ¿Lo has hecho? Pues ahora… Vamos a reflexionar sobre ello…

¿Cambiaría mucho tu vida? ¿Sí? ¿Son cambios que crees que difícilmente podrás conseguir? ¿Sí? ¿Y que además afectan a las cuestiones clave: salud, amor, trabajo? Entonces muy probablemente, después del ejercicio no te sentirás demasiado bien. ¿Verdad? No te preocupes. Aunque también es muy posible que esta sensación la tengas ya en tu vida de forma persistente. Se llama infelicidad. ¿No? Nada! Tranquil@s, con un golpe de suerte igual lo consigues. Ánimo!

¿O cambiaría poco tu vida? Quizás sólo en detalles, o en aspectos que no son principales, por que para los principales lo que vives ya es lo que quieres… Por ejemplo, seguirías compartiendo tu vida con quién ahora la compartes, pero te imaginas con un trabajo de ensueño, reconocimiento, sueldazo del quince y coche que no lo tiene ni Messi y/o pudiendo vivir en un lugar paradisíaco…. Bien… Seguramente el ejercicio te habrá reconfortado un poco… Es como el día antes del sorteo especial de lotería de navidad. Todo el mundo está ilusionado pensando lo que va a hacer con el dinero del primer premio. Tienes suerte! Aunque tu felicidad no está completa, tienes aspectos fundamentales con los que te sientes bien. Y eso es envidiable!

¿No cambiaría nada tu vida? ¿Sólo imaginas cosillas muy, muy puntuales pero sobre todo piensas en perdurar la situación que ahora vives? ¿Y además no te engañas a ti mismo? Eres un Winner compañer@! Wow! A menos que te falte más imaginación que a una canción de Shakira, eres dign@ de la mayor de las envídias (sanas).

Pararse a pensar, a imaginar, es un ejercicio estimulante que deberías hacer a menudo, sin obsesionarse, por que nunca se sabe y hay que estar atento: cuidado con lo que deseas, no vaya a convertirse en realidad.

No te preocupes si no te reflejas del todo en ninguno de los casos anteriores. Bueno sí: preocúpate un poco: eres algo Friki, seguro…. De todos modos, sólo hay una situación preocupante… Cuidado si estás en ella…

Y esa situación es …. ¿No has imaginado nada? Aunque has comenzado el ejercicio, ¿Has sentido temor en plantear lo que te gustaría en tu vida? ¿En tus relaciones? ¿En tu trabajo? ¿En serio te ha ocurrido eso?

Bienvenido a la LoosersTable.

Empieza 2023…