… es de perdedores, así que debería ser feliz con ello, en mi papel, disfrutarlo y continuar como si nada. ¿Verdad? Claro, un nuevo algodón, una aspirina curativa, una tirita eterna…
Pues no.
Aunque no se si es el momento de demostrar carácter. O de demostrar que las cosas me importan y que los hechos, los sucesos, las palabras, los sentimientos, deseos y sueños tienen su sentido….
¿Y cómo lo demostraré?
¿Rompiendo la baraja?
¿Vacilándole al destino?
¿Me enfado, me enfado y no respiro?
Yo no puedo conformarme, callarme y seguir como si nada. No puedo. Es mejor no seguir. Por que sino alimento un engaño. Uno más. Y ya no caben en mi. El engaño de un engaño es una entelequia…
Y es demasiado grande.
Debo ¿Decir que estoy bien si no es así? ¿Callar lo que quiero decir para no decir lo que quiero? ¿Actuar como si nada hubiera pasado? ¿Cómo si los hechos fueran irreales? ¿Cómo si los momentos humo y el tiempo inexistente? ¿Qué todo fue fruto de un error y que no hay nada más que decir? ¿Hay que olvidar para no romper o quizás mejor romper en el olvido?
Cada pregunta que se acumula sin respuesta llena la mochila en plena cuesta. Todos me dicen que camine, pero a nadie importa que el peso ya no me permita continuar. Claro que yo quise llenarme de piedras. Pero quizás deba romperlas antes de continuar el camino…
Siento ser un looser y no saber hacer más.. Pero ese camino, ahora, no lo puedo recorrer…
Debo pararme, abandonarme en él. Llorar su pérdida. Sentir su ausencia. Y como sea llenarme de valor para… Volver a vivir.
¿Y si no quiero?
Entonces el peso del camino podrá conmigo y se me llevará.
Cómo se llevo a mi padre cuando necesitaba algo para querer vivir.
Tengo miedo y angustia pensando en eso.
Pero ahora lágrimas en mi mirada. Aunque a estas horas, nadie pueda verlas.
Dicen que vivir muerto es peor que morir un día. Yo tengo mis dudas. Pero aquí en el camino, ésta, la resolveré.