
Cuando dejo el coche por la mañana en el parking del trabajo, justo antes de entrar a trabajar, debo subir unas escaleras, la verdad, no muy anchas.
Alguien salía del ascensor, con su bici plegable, no me vio, se le medio desmontó y sin querer bloqueó la subida. Estuvo un rato tratando de montar la bici. Yo esperaba. Seguía sin verme.
Al final me vio y me dio sus buenos días con un «Ay, disculpa, no te había visto».
Le respondí con una falsa medio sonrisa y lo primero que se me ocurrió «No importa».
Esa es mi vida.
No importa.