
Lo se. No tiene sentido. No debería haber ido. Dicen que no es bueno recordar aquello que deberías olvidar.
¿Pero no os pasa que a veces, a pesar de todo, lo necesitas?
Me desperté temprano. Cogí la bici y pensé en hacer una nueva ruta. Hacía frío y tenía algo de resaca por la barbacoa del día anterior con los amigos.
Suelo perderme cuando voy sólo. No me oriento del todo bien. Que le vamos a hacer: cada uno tiene sus fortalezas y debilidades.
Pero encontré el camino.
Aun congelado (que manía en no querer llevar malla larga) inicié el tramo de subida.
Avancé algunos ciclistas algo entrados en peso. Me avanzaron algunos ciclistas. Lo normal. El viento amainó y la reconfortante sensación de calor se apoderó de mi.
En ese momento, mientras subes, la mente te da vueltas. Y el domingo no fue una excepción. Reflexione sobre “por qué lo estaba haciendo”. Ninguna respuesta me satisfacía. No había un por qué, un para qué,… , nada,…
Finalmente llegué.
Todos los recuerdos me aplastaron. Me sentí muy débil. Quería llorar. Volví a tener frío. Quería Olvidar. No pude olvidar. No se llorar.
El sol se abalanzaba contra el agua creando un enorme reflejo. Me pude recuperar.
Alguien se acercaba. Mi corazón dio un vuelco. Me giré. No había nadie.
El domingo estuve allí.
Me sentía culpable por haber ido. Me dije que no volveré. Pero se que no podré cumplirlo.
Lo mejor sería volver por donde había venido. Pero sin quererlo, me vi bajando la carretera hasta una especie de glorieta. No había circulación casi.
De nuevo, mil sensaciones me atravesaban por doquier.
Lloré por culpa de un salvaje cóctel de tristeza, melancolía, recuerdo, impotencia y enfado…
No me paré. De hacerlo creo que no hubiera podido superarlo.
En el camino de vuelta vi una moto haciendo una extraña maniobra. Pensé que caería. Y cayó. Di media vuelta para ayudar. No se hizo daño. Entre tres y a duras penas la levantamos. El chico estaba agradecido.
Eché la vista atrás.
Ahora estaba solo. Había sentido y había llorado.
Yo no caí pero sí tenía algo roto. Además me notaba cansado: demasiados quilómetros acumulados y poco entreno previo.
No puedo hacer nada para cambiar las cosas, pensé. Son como son y hay que aceptarlas.
Y yo soy como soy y tengo que aceptarme. Sólo que de vez en cuando querré estar allí. Nada podrá impedirlo.
Y el domingo estuve allí.