
El gran looser es aquel que a la vez que destrozado, disfruta afligiéndose en la molesta amargura de sus batallas perdidas.
Es aquel que ciega su vista por no haberse salido con la suya al 100% o de no haber conseguido sus egoístas propósitos, retos u objetivos.
El gran looser no sabe pensar con claridad y por eso no emerge de sus cenizas sino que se embadurna de ellas. Y se monta un disfraz con el que ya no engaña a nadie.
Me apetece llorar.
Eso también es muy de looser. ¿Apetecer llorar? Pero que estupidez!
Però el gran looser es así. Repleto de estupidez hasta la médula, de creerse conocedor del camino sin ni tan siquiera tener claro que hacer en el minuto siguiente.
Así es, el miserable gran looser quiere sentirse realizado aun estando hundido. Quizás es la forma de no reconocer que ha perdido, que ha hecho algo mal, que se ha equivocado o que la suerte no ha estado a su favor.
Y es que el gran looser ya piensa que mañana seguirá estando triste y que así seguirá el día después, sin concentrarse en analizar lo sucedido y trazar un nuevo camino hacia el «éxito».
Quiero llorar. Estoy triste.
¿Lo véis? ¡Bravo gran looser! Esa es la actitud, sigue así para convertirte en completo imbécil y looser (grandísimo).
Pero aunque intentes mover al gran looser, no podrás, es una roca dura, pesada, engorrosa y dura de pelar.
Me siento hundido. Que mierda a la vez acurrucarse en este sentimiento… ¿No creéis?
Y cuando me siento así, al final no importa el motivo. No es que sea lo de menos, es que el propio sentimiento de estar hundido me rodea y atrapa como un pulpo a su presa…
Pues si… será que soy un gran looser…
He leído y releído este post. Deseando poder cambiar algo, ser más positivo, dando un giro de esperanza para el gran looser.
Ha sido en vano. La noche se echa encima y con ella, mirando fijamente alguna desconocida estrella, todo ha acabado por desmoronarse. Algunas piezas han encajado. El silencio y la oscuridad han ganado.
Quiero llorar. Estoy triste. Me siento mal.
Hundido.
Ojalá pudiera dormir.