…Una y otra vez, sentí derrumbarse los cimientos que acuñaban mi suerte como jugador. Me estremecí pensando que no había vuelta atrás: todo el tiempo y esfuerzo invertido, toda la investigación, las horas de sueño, los deseos y esperanzas, la evolución que hasta ahora había conseguido…, ¿Podía dejar al azar vanagloriarse de mi particular desdicha? ¿Reirse de mi sin resentimiento? …

La separación entre jugar o competir es, a veces, confusa. Atendiendo a nuestra querida Wikipedia, podemos ver que:

Juego: En el caso de los seres humanos, un juego es toda aquella actividad que realiza uno o más personas (llamadas jugadores) que, independientemente de su edad, su profesión/ocupación o su estatus social, emplean su imaginación o herramientas para crear una situación con un número determinado de reglas, con el fin de obtener o proporcionar entretenimiento y diversión.

Competición: La competición es una disposición en la práctica de un juego o actividad con la que se evalúa el juego de los participantes. Se suele obtener como resultado una clasificación de ganadores y otorgar algún tipo de reconocimiento para los mejores, tal como un trofeo, premio económico o título, en función del cumplimiento de un objetivo. Una competición se distingue del juego practicado con una mera finalidad recreativa, donde no se determina objetivo ni honor alguno.

Pero más confusa es la tipificación de los juegos cuando en ellos interviene o no el azar. Aunque creedme, el azar SIEMPRE interviene en TODOS los juegos. En algunos lo hace de una forma clara y evidente, con un peso meridiano, mientras que en otros queda escondido y es más difícil de ver. Y la paradoja se produce: en aquellos donde el azar es imperceptible su importancia es clave. En otros en que es claramente visible, realmente tiene una importancia mínima.

Hay casos muy claros y reconocidos. Permitidme que vaya a extremos opuestos para describirlo:

  • Ajedrez: es un juego en el que diríamos NO interviene el azar. En su versión de competición, está considerado como un deporte aunque en la actualidad tiene claramente una dimensión social, educativa y terapéutica también.
  • Póquer: es un juego de apuestas en el que los jugadores, con todas o parte de sus cartas ocultas, hacen apuestas sobre una puja inicial, recayendo la suma total de las apuestas en el jugador o jugadores con la mejor combinación de cartas. Pero a su vez, es un juego de estrategia, en el que en el éxito a medio y largo plazo TAMPOCO interviene el azar. ¿Sorprendidos?

 Pero ajedrez y póker provocan en las personas reacciones muy distintas. Y el segundo, en general, tiene siempre connotaciones peyorativas asociadas a grandes apuestas y sumas de dinero que se “rifan” fríamente en un tapete, a suburbios, peleas, a barrios bajos con partidas clandestinas, al juego sin control o ludopatía, a casinos enriqueciéndose a costa de innumerables “losers” que creen siempre que hoy va a ser su noche (lo cuál por otra parte, no deja de ser cierto), ….

…Debía ser fuerte. Ahora era el momento de demostrar por qué me había preparado. Conocía perfectamente la palabra. Sus efectos. Lo había leído y releído en varios libros, en explicaciones y experiencias de grandes profesionales. Es similar al conocido “muro” en una maratón: con independencia de tu deterioro físico, en un momento de la carrera (hacia la mitad de la misma), tu mente experimenta una fluctuación de sensaciones que doblegan tu entereza, agudizan el cansancio, minan tu ánimo y, en definitiva, no te dejan pensar ni tomar las mejores decisiones….

Probad lo siguiente en cualquier acto social (comida, cena, …): primero hablad con vehemencia (es importante hacerlo con entusiasmo) sobre uno de vuestros Hobbies que no tenga que ver con el azar (el ajedrez es un buen ejemplo): explicad vuestras experiencias e incluso ,sin posicionaros como el nuevo Bobby Fischer, plantead que vais avanzando y consiguiendo resultados. Y a continuación indicad que últimamente tenéis un nuevo Hobbie que está sustituyendo al anterior: el póquer. Explicadlo si cabe con mayor ímpetu e ilusión.

Veréis lo que ocurre. Os avanzo: mientras al principio todo serán caras de interés, admiración y respeto, …, a continuación observareis cómo se transforman en caras de sorpresa, duda e incredulidad.

És lógico: el efecto del azar y del juego combinado con mitos y falsas creencias lleva a errores a la hora de evaluar situaciones y a conclusiones desafortunadas.

En mi opinión, como en casi todo, la clave no es el QUÉ (el juego en sí) sino el FIN (el objetivo que persigues) por que como hemos visto competir es una disposición en la práctica de un juego.

…Con la mente medio nublada e iracunda, trataba de buscar y sacar, ahora los necesitaba más que nunca, mis principios, mis objetivos, el fin en si mismo de por qué me encontraba allí y ahora y en esa complicada situación. Pero no podía, por alguna estraña razón aquellos fetiches racionales que siempre esgrimía cuando algo azotaba mi plan magistral no aparecían, no funcionaban, estaba…

Estoy viendo en nuestras más jóvenes generaciones conductas muy adictivas en juegos (que no competiciones) sin para nada establecer adecuados fines y objetivos. Me preocupa por qué esas adicciones se pueden convertir, si no se controlan, en ludopatías. Por qué además, y aunque lamentablemente, las fases que puede pasar un ludópata (etapa dorada, desesperación y posterior aceptación) no son tan evidentes en los jóvenes, cosa que dificultará a futuro eventuales tratamientos.

… estaba… ¿perdido?… Sucumbí… Me dejé llevar… Si… lo que sospecháis…. entré en TILT. Mucho en juego aunque poco para la mayoría. Una posibilidad entre 5.000 y cumplido. La oportunidad de jugar con los más grandes ahí delante. Sólo 3 oponentes. Ya con el triple de ventaja. Una única táctica: esperar EL 25%  TOP manos del rango, arriesgar lo mínimo para vencer los caprichos de la varianza. Fácil…. Pero flip tras flip todo se iba desmoronando. Y fueron muchos, y todos con gran ventaja inicial… Y finalmente fuí yo quién me precipité. Y luego pensé, «la varianza me debe una muy gorda que tengo que cobrar hoy»…. 

Hace unos días llegó a mi un buen artículo de un compañero que hablaba de los sesgos cognitivos. Además lo referenciaba al propio Fiódor Dostoyevski y explicaba como éste creía conocer el secreto del éxito en un juego de esperanza matemática negativa para el jugador. Y da en el clavo,…, el sesgo del jugador ante la realidad, sesgo que de algún modo tiene un «mote» acuñado en el mundo del póquer: TILT. 

TILT: para los que no estáis familiarizados con el argot del poker, podemos decir que el término Tilt hace referencia a un estado de confusión mental o a la frustración resultante después de que un jugador adopte una estrategia no favorable que, finalmente, torna su conducta cada vez más agresiva. Este término está estrechamente relacionado con el de “Vapor” (Steam) aunque algunos consideran que esta última expresión tiene más que ver con un cúmulo de ira e intensidad.

Lograr llevar a un oponente al estado de Tilt, o uno mismo adoptar ese estado es un aspecto importante del póquer, porque es muy influyente para el desarrollo subsiguiente de una partida. Llegar al Tilt es un hecho relativamente frecuente debido a la frustración, la animosidad contra otros jugadores o simplemente la mala suerte tras algunas manos malas.

Los jugadores con más experiencia aprender a reconocer a tiempo que están experimentando un pre-estado de Tilt y si logran evitarlo pueden influir de forma positiva en su juego.

El origen más reconocible del término Tilt proviene de los “pinballs” cuando un jugador sacude la máquina y ésta deja de funcionar mientras la bola se va por la boca ante la mirada impotente del jugador. La frustración de ver a la bola siguiendo un camino incierto lleva a veces al jugador a mover e inclinar la máquina en un intento de orientar la bola para que siga en juego. Sin embargo, al hacerlo, algunas pantallas de los pinballs comienzan a titilar con la palabra «Tilt» y se congelan las funciones de la misma haciendo que la pelota se pierda.

La relación entre ambas situaciones es la agresividad que surge debido a la frustración a la que llevan los malos resultados.

¿Jugamos? ¿O competimos? 

Cuando jugamos, el TILT es letal por que aparece descontroladamente, por que se apodera de tu capacidad de razonar, por que puede llegar a anular tu propia personalidad a corto, medio y largo plazo. Cuidado! Mucho cuidado.

Cuando competimos, si hemos aprendido y trabajado estrategias para gestionar el TILT (jamás podrás deshacerte completamente de él) tenemos la posibilidad incluso de sacar provecho de él. Pero…, si pensamos que estamos por encima de él… Cuidado! el TILT nos ha vencido y ni nos hemos dado cuenta de ello: estamos perdidos, ya no competimos por que no sabemos ni jugar.

Pero lo conseguí… No intenté cobrar nada por que el azar no debe nada a nadie… Aun perdiendo conseguir ganar… Pero me asusté, por que fue por muy poco… Y sólo pude aplicar una de las estrategias más básicas (y efectivas) para gestionar mi TILT: huir. Lo recordé de uno de mis coachs, Daniel Negreanu, …, en uno de sus libros indicaba que el mejor de los premios es evitar la pérdida innecesaria. Y la pérdida innecesaria sólo se produce cuando eres claramente inferior a tu oponente o cuando estás en TILT por lo que sea: así que recoge y vete. Limita pérdidas…

Yo compito. Mi objetivo no es oportuno ahora y aquí. Da igual si es póquer, ajedrez, el uno, siete y medio, …, siempre compito. 

 Quisiera dedicar este artículo a mi padre. Él me enseñó que no existe la suerte del principiante sino la suerte para quién «no la tienta». Gracias.

 

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