
Por fin… Ha costado casi un año! Pero por fin llega uno de los primeros textos para los que esta web fue creada… ¿Por qué? Sigamos leyendo y al final lo veremos todo muy claro…
Esta fría mañana de invierno, doblemente confinado (por directrices gubernamentales y por las propias inclemencias del tiempo), me he puesto a ordenar mis cajones. Y me he topado con algo que, antaño era de vital importancia pero que ahora mismo está casi extinguido en el mundo laboral: las tarjetas de visita. Desde mis amarillentas tarjetas como Consultor hasta las impolutas más recientes. He visto en unos segundos mi trayectoria profesional. Ahora mismo no tengo tarjetas. Ahora mismo, tampoco sabría qué escribir en ellas. Ahora mismo voy en un vagón de tercera, con una trayectoria incierta a un destino desconocido. Pero no me asusta.
Lamentablemente este no es un espacio para triunfadores. O sí, por que tarde o temprano acabará vuestro reinado.
Lamentablemente este no es un espacio para enseñaros a ganar. O sí, por que la mayoría no llegaréis a conseguir ganar nunca.
Nos enseñan a mirar hacia delante, a luchar, a aprender, a persistir, a batallar, a ir trazando un camino en el que mejorar, en el que conseguir más y más y más… Y siempre esa manía acaparadora o capitalista. Lo explico con soltura por que lo vivo y lo he vivido durante toda mi existencia. Desde mi enseñanza en un supuesto colegio religioso en el que te enseñaban a competir. Pasando por un instituto despistado en el que la lucha por no quedar excluido del sistema fue de más a menos pero aun así no era suficiente como trampolín de la siguiente etapa. Acabando en la facultad, en la que un extraño ecosistema te envolvía y te dejaba en una nube. Una nube preparatoria para la vida laboral… Terreno en el que acompañas a tu vida un ritmo frenético en el que es «ganar o morir». Hasta que…
… Un día mueres un poco. Te cruzas con el primer fracaso. Y además inmerecido por que te coge con «el lirio en la mano», sin saber por donde vienen «las ostias» pero todas acabando en tí. Y te das cuenta que no estás preparado…. Ruega a tu Dios o quién quieras para que haya alguien en quién confiar y te ayude; te ayude y recoja los pedazos de tí esparcidos por doquier.
Prepárate para fracasar. Para reaccionar de forma inteligente cuando el desastre se cruce en tu camino. Prepárate por que aunque no lo creas, aunque ahora estés en la nube, aunque creas que tú jamás serás un loser… ACABARÁ POR SUCEDER.
¿Qué harás cuando ocurra? ¿A quién podrás recurrir? ¿Cómo vas a impedir que la tragedia eternice? ¿Qué vas a hacer para buscar nuevos horizontes? Esas preguntas siempre aparecen. Pero responderlas sin haberlas planteado antes, en pleno sufrimiento y amargura, conduce casi siempre a tomar decisiones catastróficas. Se práctico y plantéatelas antes. Se listo. Prepárate para fracasar.
La segunda pregunta es para mi la más importante. Parece tópico. Y es la más importante sobretodo ante el primer fracaso. Eso me sucedió a mi: fué un fracaso y duelo inducido, en el que casi que me fueron acompañando en todas las etapas (negación, confusión, ira y enojo, dolor y culpa, tristeza, aceptación, restablecimiento). Conté con la excepcional ayuda de varias personas. Uno de ellos, el Doctor García, físico, me dio varias lecciones magistrales de vida. Y eso fue impagable.
Prepárate para fracasar. No se trata de ser pesimista ni cenizo. Está muy bien ir siempre por la vida de positivo, de podemos con todo, de todo saldrá bien. Es estupendo. Pero: no seáis imbéciles y prepararos para fracasar. Sin obsesionarse. Sin angustiarse. Sed prácticos. Por que ello os ayudará. Es vital.
Si pensáis que esto no es necesario para tener éxito, por que sólo cabe la victoria, y el resto es perder el tiempo, os equivocáis. Y ya habéis perdido.
En mi segundo fracaso importante puedo hablar en primera persona de no haber trabajado bien la preparación para la derrota. Me cogió muy desprevenido. Y sin esa ayuda del Doctor García (murió unos años antes). Sufrí mucho, aun pienso que no he acabado de «reestablecerme» del todo. Es duro por que quise invertir el orden de las fases del duelo, y acelerarlas, tentando a la suerte y eso… Aun es peor!
Mi tercer fracaso aun no ha llegado. O sí y no lo se. Se feliz viviendo en la ignorancia. Ojalá no llegue o tarde en llegar. Hasta entonces, escribiendo estas palabras y autorespondiendo a las propias preguntas que he planteado antes, me siento más fuerte y preparado para… fracasar.
Cuando he acabado de ordenar hoy el cajón de mis cosas me han entrado muchísimas ganas de escribir este texto. Quizás por que he ido viendo, ante mis ojos, mi vida pasar en tarjetas de visita. Quizás por que ello me ha recordado los dos últimos tropiezos (o desastres) y donde estoy ahora. Quizás por que sin saberlo, el tercer tropiezo se ha producido hace meses pero, al haber aprendido a fracasar, se me ha hecho casi… «transparente».
Winston Churchill una vez escribió «El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo» pero a mi me gusta más decir que «El éxito consiste en vivir con entusiasmo el fracaso». ¿Se puede hacer eso?
¿No lo véis? Prepararos para lo que viene… Prepararos para el fracaso. Soy un looser.