
Ni cabreado!
A los loosers no nos gusta que piensen por nosotros, que hagan deducciones sobre cómo nos sentimos, sobre qué sentimos. Aunque tengan razón sobre ello.
No me importa nada de lo que hoy me han dicho.
Cada día que avanza me importa un poco menos todo.
Seguramente eso no lo sabía el que ha pensado que hoy yo tenía motivos para estar triste. Para estar cabreado.
Pero no lo estoy.
Estoy decepcionado. Conmigo. Gran virtud de los loosers. Sentir pena por uno mismo.
Desaparecido donde antes existía, se me valoraba y respetaba.
En una serie divertida, perdido en alguno de los centenares de capítulos, «celebrando» la muerte de un familiar, tocando una divertida pero melancólica canción, he aprendido una tradición que sólo se hace en ciertos pueblos alemanes, en ceremonias funestas: cuando un hombre quiere cortejar a una mujer, deja unos picos de cuervo a sus pies. Si la mujer quiere ser cortejada pisotea los picos y así el hombre sabe su respuesta.
Me siento pisoteado, como esos picos, pero no hay mujer a cortejar ni nada de eso. Triste y cabreado eh? Bueno, todos sabemos lo que vendrá después…
Que no te digan cuando estar triste ni cabreado. Que no piensen por ti. Que no midan sus palabras y te sean sinceros de verdad. Que no te engañen.
Somos loosers. No tontos. Bueno, algunos un poco.