
Volvía de mi tedio diario, al atardecer, pensando que Sol y Luna se habían peleado máximo: uno en un lado, la otra en el otro.
Y pensando en luna, vieja noche, me dije que hoy te ibas a quedar sola y negra como sueles brillar. Y muy a mi pesar por que era una luna preciosa, grande, brillante, quizás díscola detrás de finas nubes y árboles, pensé que era una pena que Luna tampoco te quisiera acompañar, vieja noche.
Pero a veces es un gusto equivocarse. Sobre todo para ti! Desde el coche no podía apreciar que salía, en lugar de esconderse. Y a veces la vida te sorprende, desde los errores, con imágenes que, como podréis ver, las cámaras no logran captar.
Que suerte vieja noche, hoy tú no estás sola.
